La Musica y Su Relacion Con Las Emociones Humanas
La Música Y Su RelaciónCon Las Emociones Humanas
Introducción
El
sonido y la música siempre han estado ligados al ser humano y por tanto unidos
a las emociones. Nuestros primeros antepasados empleaban los
sonidos y la música como herramienta de supervivencia y de comunicación.
En “El origen de las especies”, dice (Darwin) “Una de las razones más simples y cotidianas que justifican la compañía de la música en nuestras vidas, es que nos ayuda a liberar tensiones, emocionarnos, relajarnos y evocar recuerdos”.
Se puede observar su influencia en los
bebés cuando duermen mejor al oír el arrullo tranquilizador de su madre o en
los niños pequeños que se mueven, saltan y bailan cuando escuchan canciones
rítmicas.
La música es clave para estudiar las
capacidades y funcionalidades del cerebro, especialmente las relacionadas con
las emociones, algo realmente complejo que moviliza todos nuestros recursos y
que está en permanente estado de investigación, además, permite indagar acerca
de la organización cerebral, siendo una inestimable oportunidad para estudiar
las funciones más desarrolladas del ser humano.
La
unidad presente en el fenómeno musical, se refleja en todas sus dimensiones
(física, emocional, vivencial y cognitiva) y se corresponde con la unificación
e integración de los procesos cerebrales. No sorprende, pues, que la música sea
considerada como un poderoso estímulo multisensorial.
A
pesar de los numerosos estudios y avances realizados en los últimos años, aún
no son conocidos con todo detalle los roles de las diferentes partes del
cerebro en el proceso de las emociones. Una de las ventajas de la música,
es que permite evocar un amplio rango de emociones, resultando ser una
excelente herramienta para el estudio de las respuestas generadas. No
deja de ser curioso que “algo” que en principio puede parecer tan banal como
unas simples notas musicales, pueden ser una herramienta eficaz para modular
las emociones e influir en nuestros actos cognitivos y conductuales. Si
estamos alegres, nuestro optimismo aumentará, podremos ser más creativos y
estaremos más predispuestos a la acción, a llevar a cabo nuestros proyectos y a
utilizar más eficazmente nuestros propios recursos. Si por el contrario estamos
deprimidos, cualquier acción, por pequeña que sea, será misión imposible.
En definitiva, la música constituye una importante herramienta
que facilita el equilibrio entre la mente y las emociones.
Desarrollo
Emoción
musical, representación mental y lenguaje
Adscribimos propiedades emocionales a la
música que escuchamos y al parecer esas propiedades coinciden con las
intenciones del compositor y las del ejecutante de la pieza. Rafmann
(p 55) ha propuesto que la comunicación de emociones musicales ocurre
porque se genera una correspondencia de representaciones musicales de tipo
gramática–M entre compositor, intérprete y escucha. Dado que las propiedades
comunicativas
Como
afirma J. Jauset en su libro “Música y cerebro, una pareja saludable: las
claves de la neurociencia musical”, la música es una actividad que
requiere grandes y múltiples recursos cognitivos, es un poderoso estimulante
del diálogo que mantienen los hemisferios cerebrales favoreciendo un equilibrio
dinámico entre las capacidades de ambos. Tanto la percepción como la
producción musical, movilizan diversas áreas corticales (auditiva, motora) y
subcorticales (respuestas emocionales) que implican, de hecho, a la totalidad
del encéfalo.
La idea de que la música sencillamente
evoca en el escucha emociones sentidas en el pasado se contradice con el hecho
de que es capaz de suscitar emociones novedosas y peculiares en el sentido
mencionado de ausencia de estímulos naturales y respuestas adaptativas. Por
ejemplo, la tristeza producida por algunas piezas de música no se asocia a la
pérdida de un valor o a la frustración de un objetivo, como sucede normalmente
en la vida habitual. Es particularmente notable el hecho de que éstos y otros
sentimientos musicales puedan ser similares en cualidad y en ocasiones de
magnitud mayor a las emociones producidas naturalmente. Aún más llamativo
resulta que la gente atribuya un valor estético a emociones musicales de tipo
negativo, como la tristeza, el agobio o el miedo, las cuales evita a toda costa
en la vida diaria. Levinson22 considera este tipo de
sentimientos musicales <<emociones en espejo>> porque la música no
provoca la emoción típica que se suscita por estímulos naturales ecológicos o
sociales los cuales están asociados con creencias, deseos y actitudes. De esta
manera, Levinson estaría de acuerdo con Raffmann8 en
considerarlas <<análogos>> emocionales y no emociones naturales
propiamente dichas.
El gozo o la recreación de emociones
negativas es un hecho característico del arte en general. Davies considera que “encontramos
gratificante una forma de comprensión o de entendimiento; una epistemología
artística de <<sin dolor no hay ganancia>> {<<no pain
no gain>>)”. Puede también inferirse que experimentar emociones
negativas fuera del ambiente de peligro que éstas usualmente implican es una
forma de pretensión o de simulación que recuerda a la conducta de juego.24 Los
objetos y procesos de arte representan estímulos artificiales que son implícitamente
tomados por el espectador o el escucha como diferentes en esencia de los
estímulos naturales en el sentido amplio y mimético en el que son tomados los
juegos y los juguetes. Sin embargo la comparación no es del todo convincente
pues las emociones que se presentan en el juego no llegan a ser de la cualidad
o la intensidad con las que ocurren las genuinas o sus análogos musicales. Así,
aunque todo arte es artificio, la música está dotada de poderes miméticos para
inducir emociones intensas y profundas aunque sin una causa discernible ni
efecto adaptativo al menos en un sentido obvio como el huir ante un estímulo
peligroso en referencia la emoción de miedo. La pregunta que se plantea es por
qué y de qué manera la música tiene la propiedad de inducir emociones
musicales.
Al escuchar música se activan las áreas del cerebro que se encargan de la imitación y de la empatía. Son las zonas donde están las neuronas espejo que actúan reflejando las acciones e intenciones de los otros como si fueran propias. De esta forma podemos sentir el dolor de los otros, su alegría, su tristeza, … Quizás por esto la música es capaz de alterar nuestras emociones y crear lazos sociales; porque nos permite compartir sentimientos.
En el Universo de Emociones podemos
encontrar emociones conectadas con la música y con el arte en general. Esta
conexión se ve reflejada gracias al cometa de las emociones
estéticas que tiene la capacidad de desplazarse por el Universo
relacionándose con emociones de distinta índole, tanto positivas como
negativas:
Habitualmente, empleamos las palabras para
describir cómo nos sentimos pero éstas no son lo suficientemente eficaces para
hacer que otras personas sepan exactamente qué estamos sintiendo; no existe una
correspondencia unívoca en el cerebro entre nuestras sensaciones y nuestros
centros lingüísticos, por lo que tiene que producirse una transformación desde
nuestras sensaciones al código lingüístico, que será diferente en cada uno de
nosotros. Con la música es más fácil la descripción sensorial. Con
ella es posible evocar sensaciones y que el receptor entienda perfectamente a
qué emoción nos estamos refiriendo. Por ello la música resulta enormemente útil
y tiene aplicaciones muy prácticas. Por ejemplo, en el cine la música resalta
emociones y funciona como una guía que ayuda al espectador a entender mejor la
escena.
Aparte de las dificultades que entraña
comprender su estatus ontológico y estético, el problema de analizar a la
emoción musical no estriba solamente en que la emoción es primariamente un
estado subjetivo sino que parece particularmente difícil entrever y analizar
las razones por las cuales una estructura musical es responsable de una emoción
determinada. Al tratar sobre la emoción musical y sus causas hay que tomar en
cuenta que la música debe incidir de alguna manera en el sistema mente/cerebro para
producir estados emocionales particulares en los escuchas. Para abordar esta cuestión
es necesario distinguir de inicio la pregunta distal de cómo durante el proceso
evolutivo se acondicionó al sistema mente/cerebro para apreciar y gozar la
música, un tema que interesó al propio Darwin y sigue levantando polémica
actualmente y la cuestión proximal de cómo la función cerebral se
correlaciona con las emociones provocadas por la música, dos cuestiones necesariamente
relacionadas pero que presentan requerimientos metodológicos distintos. En
lo que resta de esta sección y en la siguiente me abocaré a la segunda
cuestión, es decir al problema del fundamento fisiológico de la emoción
musical. El problema tiene una dimensión práctica y empírica en referencia a
los procesos cerebrales que se requieren y se involucran para permitir la respuesta
emocional a la música y otra dimensión más teórica y general de la razón por la
cual la música incide en la función nerviosa para permitir la emoción musical.
El estudio empírico del cerebro humano en
funciones cuando el sujeto está procesando estímulos musicales y experimentando
estados emocionales conscientes que puede, de diversas maneras, comunicar al
investigador, ofrece ya algunos resultados que enriquecen la discusión y se
vuelven relevantes para el tema de la semántica musical. En las últimas décadas
se ha desarrollado un campo de investigación extenso en relación a la expresión
sonora y muchos aspectos psicofísicos y psicofisiológicos de la percepción y
cognición musicales. Se conocen cada vez mejor las respuestas cerebrales a
rasgos musicales muy diversos, tales como la melodía,32"34 la
información tonal,35'36 el timbre musical,37 o
la estructura temporal y rítmica.38'39 En cambio, se
conoce menos la experiencia afectiva de escuchar música. De hecho, la
investigación científica sobre la emoción musical se ha producido en tiempos
recientes a partir del cambio de siglo (para una revisión inicial ver Juslin y
Sloboda, 2001).12 En particular se han investigado las
constantes y las variables culturales en la percepción de la emocionalidad en
la música,14 el incremento en la valoración de imágenes
afectivas que es capaz de producir la música.40 Destacan en la
investigación sobre neurociencia afectiva de la música el grupo de Roberto
Zatorre e Isabel Peretz, en el Instituto Neurológico de la Universidad McGill,
en Montreal, y el grupo de Psicología de la Música de Patrik Juslin y John
Sloboda, en la Universidad de Uppsala, en Suecia.
La emoción musical presenta dificultades
particulares que necesitan resolverse para realizar estudios objetivos. Por
ejemplo, por el momento no existe un procedimiento científico estandarizado
para conocer objetivamente los eventos y procesos emocionales con suficiente
confianza. Está claro que el progreso en el entendimiento de la emoción musical
depende crucialmente del desarrollo de métodos seguros para registrar y
analizar los procesos afectivos. Otra dificultad metodológica consiste en la
selección adecuada de los estímulos musicales que evoquen emociones
particulares. La música consiste en el flujo temporal altamente organizado de
estímulos auditivos de tal manera que la comprensión y la emoción musical
ocurre en ventanas de tiempo relativamente prolongadas, entre segundos y
minutos. Dado que el arreglo intrincado de los elementos sonoros es lo que
evoca una respuesta afectiva particular41'42 se ha
hecho cada vez más necesario el usar música real como estímulo experimental.43 Específicamente
las llamadas obras maestras se caracterizan por la manipulación experta de los
recursos y elementos sonoros para obtener la expresión de una idea que evoque
emociones definidas. Por esta razón se ha utilizado crecientemente música
instrumental de obras maestras para analizar los correlatos neurológicos de la
respuesta afectiva a la música. Por ejemplo, en trabajos pioneros, se ha visto
que la actividad eléctrica del hipocampo cambia en intervalos de música
disonante e inquietante44 o bien que ocurre un incremento de
actividad theta y una disminución de actividad alfa con música agradable.45
La disponibilidad actual de técnicas de
imágenes cerebrales no invasivas ha hecho posible analizar estados cognitivos
sutiles y diversos en términos de los sustratos neurológicos que los permiten.
Con estos y otros recursos los fundamentos cerebrales de la emoción musical se
han empezado a abordar de manera empírica. Panksepp y Bernatzky28 han
revisado extensamente las formas en las que la música promueve cambios
emocionales y conductuales, incluyendo sus efectos sobre la memoria, el ánimo,
la actividad cerebral y las respuestas autonómicas. Las emociones musicales
intensas acompañadas de estremecimiento requieren de la actividad de
estructuras del sistema límbico y paralímbico en integración con la información
sensorial y cognitiva
La emoción musical probablemente emerge de
la activación inicial de regiones cerebrales directamente involucradas en la
percepción musical y de la activación subsecuente de sistemas emocionales
ligados a la percepción sensorial, además de la activación coherente de zonas
de la corteza cerebral involucradas en la extracción de significado musical.49 Se
puede dar por cierta una disociación ente los hemisferios derecho e izquierdo
del cerebro durante las emociones musicales agradables y desagradables porque
los afectos positivos y negativos parecen involucrar al hemisferio izquierdo y
al derecho respectivamente.48'50"52 En
el mismo sentido, al usar estímulos musicales Gagnon y Peretz34 encontraron
una ventaja del hemisferio izquierdo para calificaciones agradables de melodías
tonales y atonales, una activación de regiones izquierdas fronto–temporales
durante emociones musicales positivas y del hemisferio derecho en su porción
anterior cuando se reportaron emociones musicales negativas.
Conclusiones
A lo largo de la historia y en todas las
culturas, la música se ha empleado como vínculo entre los sentidos y el
espíritu, dejando huellas indelebles en la vida de las personas, pues es
una compañera fiel a lo largo de la existencia. Existe una historia individual,
una banda sonora vital y un patrimonio musical personal que pueden repercutir
positivamente en nuestro desarrollo, nuestras capacidades cognitivas y nuestro
bienestar general
Se
puede sugerir que el significado emocional de la música sólo se integra en los
estratos neocorticales que se entrelazan con los sistemas cerebrales del
lenguaje. En este sentido debemos distinguir a las emociones básicas que
dependen fuertemente de las estructuras límbicas subcorticales, de las
emociones superiores que participan intrínsecamente de la cognición y la
semántica. Un tipo bien estudiado de tales emociones superiores dependientes de
la cognición son las emociones morales que se supeditan a sistemas de creencias
y valores63 y el otro es precisamente el de las emociones
musicales que dependen de la sintaxis melódica y de diversos símbolos sonoros7 para
integrar representaciones no referenciales propiamente musical
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