La Musica y Su Relacion Con Las Emociones Humanas

 

La Música Y Su RelaciónCon Las Emociones Humanas

Roy Coronel Alava

Introducción



 El sonido y la música siempre han estado ligados al ser humano y por tanto unidos a las emociones.  Nuestros primeros antepasados empleaban los sonidos y la música como herramienta de supervivencia y de comunicación.

     En “El origen de las especies”, dice  (Darwin) “Una de las razones más simples y cotidianas que justifican la compañía de la música en nuestras vidas, es que nos ayuda a liberar tensiones, emocionarnos,  relajarnos y evocar recuerdos”.


     Se puede observar su influencia en los bebés cuando duermen mejor al oír el arrullo tranquilizador de su madre o en los niños pequeños que se mueven, saltan y bailan cuando escuchan canciones rítmicas.

     La música es clave para estudiar las capacidades y funcionalidades del cerebro, especialmente las relacionadas con las emociones, algo realmente complejo que moviliza todos nuestros recursos y que está en permanente estado de investigación, además, permite indagar acerca de la organización cerebral, siendo una inestimable oportunidad para estudiar las funciones más desarrolladas del ser humano.

     La unidad presente en el fenómeno musical, se refleja en todas sus dimensiones (física, emocional, vivencial y cognitiva) y se corresponde con la unificación e integración de los procesos cerebrales. No sorprende, pues, que la música sea considerada como un poderoso estímulo multisensorial.

     A pesar de los numerosos estudios y avances realizados en los últimos años, aún no son conocidos con todo detalle los roles de las diferentes partes del cerebro en el proceso de las emociones.  Una de las ventajas de la música, es que permite evocar un amplio rango de emociones, resultando ser una excelente herramienta para el estudio de las respuestas generadas.  No deja de ser curioso que “algo” que en principio puede parecer tan banal como unas simples notas musicales, pueden ser una herramienta eficaz para modular las emociones e influir en nuestros actos cognitivos y conductuales.  Si estamos alegres, nuestro optimismo aumentará, podremos ser más creativos y estaremos más predispuestos a la acción, a llevar a cabo nuestros proyectos y a utilizar más eficazmente nuestros propios recursos. Si por el contrario estamos deprimidos, cualquier acción, por pequeña que sea, será misión imposible.  En definitiva, la música constituye una importante herramienta que facilita el equilibrio entre la mente y las emociones.

Desarrollo

Emoción musical, representación mental y lenguaje



    Adscribimos propiedades emocionales a la música que escuchamos y al parecer esas propiedades coinciden con las intenciones del compositor y las del ejecutante de la pieza.  Rafmann (p 55) ha propuesto que la comunicación de emociones musicales ocurre porque se genera una correspondencia de representaciones musicales de tipo gramática–M entre compositor, intérprete y escucha. Dado que las propiedades comunicativas

     Como afirma J. Jauset en su libro “Música y cerebro, una pareja saludable: las claves de la neurociencia musical”,  la música es una actividad que requiere grandes y múltiples recursos cognitivos, es un poderoso estimulante del diálogo que mantienen los hemisferios cerebrales favoreciendo un equilibrio dinámico entre las capacidades de ambos.  Tanto la percepción como la producción musical, movilizan diversas áreas corticales (auditiva, motora) y subcorticales (respuestas emocionales) que implican, de hecho, a la totalidad del encéfalo.

     La idea de que la música sencillamente evoca en el escucha emociones sentidas en el pasado se contradice con el hecho de que es capaz de suscitar emociones novedosas y peculiares en el sentido mencionado de ausencia de estímulos naturales y respuestas adaptativas. Por ejemplo, la tristeza producida por algunas piezas de música no se asocia a la pérdida de un valor o a la frustración de un objetivo, como sucede normalmente en la vida habitual. Es particularmente notable el hecho de que éstos y otros sentimientos musicales puedan ser similares en cualidad y en ocasiones de magnitud mayor a las emociones producidas naturalmente. Aún más llamativo resulta que la gente atribuya un valor estético a emociones musicales de tipo negativo, como la tristeza, el agobio o el miedo, las cuales evita a toda costa en la vida diaria. Levinson22 considera este tipo de sentimientos musicales <<emociones en espejo>> porque la música no provoca la emoción típica que se suscita por estímulos naturales ecológicos o sociales los cuales están asociados con creencias, deseos y actitudes. De esta manera, Levinson estaría de acuerdo con Raffmannen considerarlas <<análogos>> emocionales y no emociones naturales propiamente dichas.



     El gozo o la recreación de emociones negativas es un hecho característico del arte en general. Davies considera que “encontramos gratificante una forma de comprensión o de entendimiento; una epistemología artística de <<sin dolor no hay ganancia>> {<<no pain no gain>>)”. Puede también inferirse que experimentar emociones negativas fuera del ambiente de peligro que éstas usualmente implican es una forma de pretensión o de simulación que recuerda a la conducta de juego.24 Los objetos y procesos de arte representan estímulos artificiales que son implícitamente tomados por el espectador o el escucha como diferentes en esencia de los estímulos naturales en el sentido amplio y mimético en el que son tomados los juegos y los juguetes. Sin embargo la comparación no es del todo convincente pues las emociones que se presentan en el juego no llegan a ser de la cualidad o la intensidad con las que ocurren las genuinas o sus análogos musicales. Así, aunque todo arte es artificio, la música está dotada de poderes miméticos para inducir emociones intensas y profundas aunque sin una causa discernible ni efecto adaptativo al menos en un sentido obvio como el huir ante un estímulo peligroso en referencia la emoción de miedo. La pregunta que se plantea es por qué y de qué manera la música tiene la propiedad de inducir emociones musicales.

     Al escuchar música se activan las áreas del cerebro que se encargan de la imitación y de la empatía. Son las zonas donde están las neuronas espejo que actúan reflejando las acciones e intenciones de los otros como si fueran propias. De esta forma podemos sentir el dolor de los otros, su alegría, su tristeza, … Quizás por esto la música es capaz de alterar nuestras emociones y crear lazos sociales; porque nos permite compartir sentimientos.


     En el Universo de Emociones podemos encontrar emociones conectadas con la música y con el arte en general. Esta conexión se ve reflejada gracias al cometa de las emociones estéticas que tiene la capacidad de desplazarse por el Universo relacionándose con emociones de distinta índole, tanto positivas como negativas:

     Habitualmente, empleamos las palabras para describir cómo nos sentimos pero éstas no son lo suficientemente eficaces para hacer que otras personas sepan exactamente qué estamos sintiendo; no existe una correspondencia unívoca en el cerebro entre nuestras sensaciones y nuestros centros lingüísticos, por lo que tiene que producirse una transformación desde nuestras sensaciones al código lingüístico, que será diferente en cada uno de nosotros. Con la música es más fácil la descripción sensorial. Con ella es posible evocar sensaciones y que el receptor entienda perfectamente a qué emoción nos estamos refiriendo. Por ello la música resulta enormemente útil y tiene aplicaciones muy prácticas. Por ejemplo, en el cine la música resalta emociones y funciona como una guía que ayuda al espectador a entender mejor la escena.



Emoción musical y cerebro

     Aparte de las dificultades que entraña comprender su estatus ontológico y estético, el problema de analizar a la emoción musical no estriba solamente en que la emoción es primariamente un estado subjetivo sino que parece particularmente difícil entrever y analizar las razones por las cuales una estructura musical es responsable de una emoción determinada. Al tratar sobre la emoción musical y sus causas hay que tomar en cuenta que la música debe incidir de alguna manera en el sistema mente/cerebro para producir estados emocionales particulares en los escuchas. Para abordar esta cuestión es necesario distinguir de inicio la pregunta distal de cómo durante el proceso evolutivo se acondicionó al sistema mente/cerebro para apreciar y gozar la música, un tema que interesó al propio Darwin y sigue levantando polémica actualmente y la cuestión proximal de cómo la función cerebral se correlaciona con las emociones provocadas por la música, dos cuestiones necesariamente relacionadas pero que presentan requerimientos metodológicos distintos. En lo que resta de esta sección y en la siguiente me abocaré a la segunda cuestión, es decir al problema del fundamento fisiológico de la emoción musical. El problema tiene una dimensión práctica y empírica en referencia a los procesos cerebrales que se requieren y se involucran para permitir la respuesta emocional a la música y otra dimensión más teórica y general de la razón por la cual la música incide en la función nerviosa para permitir la emoción musical.

     La respuesta a este último y fascinante misterio debe ser una correspondencia entre las estructuras sonoras espaciotemporales de la música y las estructuras espaciotemporales del procesamiento cerebral, las cuales hemos postulado como homologas en el sentido de constituir procesos pautados isomórficos de índole psicofísica.De acuerdo con esta hipótesis general se podría decir que las emociones y sentimientos se transforman en las estructuras musicales que corresponden de alguna manera a esas emociones. El porqué acontece esto es un tema relevante para la neurociencia cognitiva y en particular para la neuroestética planteada por Zeki,31 una interdisciplina situada entre la neurociencia y las artes. Los estudios de las bases neurológicas de la música se inscriben en este abordaje de analizar la actividad cerebral durante la experiencia estética, que abre un fascinante campo interdisciplinario entre disciplinas biológicas, humanidades y artes.



     El estudio empírico del cerebro humano en funciones cuando el sujeto está procesando estímulos musicales y experimentando estados emocionales conscientes que puede, de diversas maneras, comunicar al investigador, ofrece ya algunos resultados que enriquecen la discusión y se vuelven relevantes para el tema de la semántica musical. En las últimas décadas se ha desarrollado un campo de investigación extenso en relación a la expresión sonora y muchos aspectos psicofísicos y psicofisiológicos de la percepción y cognición musicales. Se conocen cada vez mejor las respuestas cerebrales a rasgos musicales muy diversos, tales como la melodía,32"34 la información tonal,35'36 el timbre musical,37 o la estructura temporal y rítmica.38'39 En cambio, se conoce menos la experiencia afectiva de escuchar música. De hecho, la investigación científica sobre la emoción musical se ha producido en tiempos recientes a partir del cambio de siglo (para una revisión inicial ver Juslin y Sloboda, 2001).12 En particular se han investigado las constantes y las variables culturales en la percepción de la emocionalidad en la música,14 el incremento en la valoración de imágenes afectivas que es capaz de producir la música.40 Destacan en la investigación sobre neurociencia afectiva de la música el grupo de Roberto Zatorre e Isabel Peretz, en el Instituto Neurológico de la Universidad McGill, en Montreal, y el grupo de Psicología de la Música de Patrik Juslin y John Sloboda, en la Universidad de Uppsala, en Suecia.

     La emoción musical presenta dificultades particulares que necesitan resolverse para realizar estudios objetivos. Por ejemplo, por el momento no existe un procedimiento científico estandarizado para conocer objetivamente los eventos y procesos emocionales con suficiente confianza. Está claro que el progreso en el entendimiento de la emoción musical depende crucialmente del desarrollo de métodos seguros para registrar y analizar los procesos afectivos. Otra dificultad metodológica consiste en la selección adecuada de los estímulos musicales que evoquen emociones particulares. La música consiste en el flujo temporal altamente organizado de estímulos auditivos de tal manera que la comprensión y la emoción musical ocurre en ventanas de tiempo relativamente prolongadas, entre segundos y minutos. Dado que el arreglo intrincado de los elementos sonoros es lo que evoca una respuesta afectiva particular41'42 se ha hecho cada vez más necesario el usar música real como estímulo experimental.43 Específicamente las llamadas obras maestras se caracterizan por la manipulación experta de los recursos y elementos sonoros para obtener la expresión de una idea que evoque emociones definidas. Por esta razón se ha utilizado crecientemente música instrumental de obras maestras para analizar los correlatos neurológicos de la respuesta afectiva a la música. Por ejemplo, en trabajos pioneros, se ha visto que la actividad eléctrica del hipocampo cambia en intervalos de música disonante e inquietante44 o bien que ocurre un incremento de actividad theta y una disminución de actividad alfa con música agradable.45

     La disponibilidad actual de técnicas de imágenes cerebrales no invasivas ha hecho posible analizar estados cognitivos sutiles y diversos en términos de los sustratos neurológicos que los permiten. Con estos y otros recursos los fundamentos cerebrales de la emoción musical se han empezado a abordar de manera empírica. Panksepp y Bernatzky28 han revisado extensamente las formas en las que la música promueve cambios emocionales y conductuales, incluyendo sus efectos sobre la memoria, el ánimo, la actividad cerebral y las respuestas autonómicas. Las emociones musicales intensas acompañadas de estremecimiento requieren de la actividad de estructuras del sistema límbico y paralímbico en integración con la información sensorial y cognitiva (Blood & Zarrote). Una integración de estructuras límbicas, perceptuales y cognitivas, fue encontrada también en sujetos sin entrenamiento musical al experimentar sentimientos agradables al escuchar pasivamente trozos de música novedosos para ellos.47'48

     La emoción musical probablemente emerge de la activación inicial de regiones cerebrales directamente involucradas en la percepción musical y de la activación subsecuente de sistemas emocionales ligados a la percepción sensorial, además de la activación coherente de zonas de la corteza cerebral involucradas en la extracción de significado musical.49 Se puede dar por cierta una disociación ente los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro durante las emociones musicales agradables y desagradables porque los afectos positivos y negativos parecen involucrar al hemisferio izquierdo y al derecho respectivamente.48'50"52 En el mismo sentido, al usar estímulos musicales Gagnon y Peretz34 encontraron una ventaja del hemisferio izquierdo para calificaciones agradables de melodías tonales y atonales, una activación de regiones izquierdas fronto–temporales durante emociones musicales positivas y del hemisferio derecho en su porción anterior cuando se reportaron emociones musicales negativas.

 

 


 

Conclusiones

    A lo largo de la historia y en todas las culturas, la música se ha empleado como vínculo entre los sentidos y el espíritu, dejando huellas indelebles en la vida de las personas, pues es una compañera fiel a lo largo de la existencia. Existe una historia individual, una banda sonora vital y un patrimonio musical personal que pueden repercutir positivamente en nuestro desarrollo, nuestras capacidades cognitivas y nuestro bienestar general

Se puede sugerir que el significado emocional de la música sólo se integra en los estratos neocorticales que se entrelazan con los sistemas cerebrales del lenguaje. En este sentido debemos distinguir a las emociones básicas que dependen fuertemente de las estructuras límbicas subcorticales, de las emociones superiores que participan intrínsecamente de la cognición y la semántica. Un tipo bien estudiado de tales emociones superiores dependientes de la cognición son las emociones morales que se supeditan a sistemas de creencias y valores63 y el otro es precisamente el de las emociones musicales que dependen de la sintaxis melódica y de diversos símbolos sonoros7 para integrar representaciones no referenciales propiamente musical

 

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